La RAE las define como insectos lepidópteros pero sabemos
que sólo es otro término superfluo que no nos dice nada. Y en eso se parece a
nosotros, que ya no nos decimos nada. Si te quedas quieto durante un segundo
quizá puedas escuchar lo que el hombre siempre ha temido más que a cualquier otra cosa. ¿Lo
escuchas? Silencio. Y no, no quiero que esto se quede en un “Lo pasamos bien” a
secas o un “fue divertido” con patatas. Todo evoluciona, cambia rápido y sin
esperar a nadie, y yo me quedo sentado en esta silla frente al ordenador
pensando en que tus dudas te están devorando y acabarán con la primera persona
del plural. Una palabra que ni si quiera sé si puedo volver a pronunciar.
¿Y qué tiene que ver el título de esta entrada con el
contenido? Pues puede que poco. Y por eso también se parece a
nosotros, porque éramos totalmente diferentes y aún así no podíamos pasar un
día contando los segundos que quedaban para volver a vernos las caras y hacer el
idiota en esa plaza después de un yogur helado con chocolate blanco derretido.
Y sé que también te pasa esto; que es ponerte a pensar y
calculas cuales serían las consecuencias de hacer una cosa u otra. Y tenemos,
digo tienes, dos opciones. Y ya sabes cuales son. Pero eh, no te vayas a pensar
que esta entrada es para pedirte que te decidas ya. Esta entrada es para
recordarte esas noches intentando ver películas, ya sabes porque digo
intentando. Esas noches en las que intentábamos que no nos escucharan mis
padres y amanecíamos y directos a la ducha. Que ni yo quería que me vieras feo
ni tu querías que yo te viera a ti. Que fueron muchas pero nunca podré decir
que fueron suficientes. Porque suficientes significa que ya te has quedado satisfecho con algo. Y yo nunca podré estar satisfecho ya que
juntos o no, siempre tendré hambre de ti. Porque sabes a fresa y hueles a… a
Paco Rabanne (no me ha salido otra comparación de esas inspiradoras mías
cutres). Y que ya sabes lo que hay.
Y oye que aquí sigo. Que si quieres nos vemos en menos de
dos semanas en un lugar donde la música no nos dejará escuchar nuestros peores
pensamientos. Donde espero que esta nos haga olvidar la mierda que nos estamos
comiendo estos días; pero sobre todo, que podamos tomar un “te echo de menos” y que algún que otro beso nos haga perder la noción del tiempo y el lugar; que de repente hayamos vuelto a aquellos días en los que acostarte y levantarte con una sonrisa era normal, y los besos eran infinitos e interminables.
Me gusta lo que escribes
ResponderEliminar