viernes, 13 de julio de 2012

Cincuenta y nueve verdades y una disculpa.


Buenas noches mundo. ¿Buenas? Sí. Al menos eso parece, aunque aún no lo sepamos a ciencia cierta ninguno de los dos. Parece que hayan pasado las siete plagas de la Biblia y el diluvio universal en tan solo tres días. Y este viernes 13 no ha sido tan maldito como cualquiera teme que pudiera llegar a ser. Hoy he hecho una locura. ¿Por qué? Claro que no sé la respuesta, nunca fui racional. ¿Y qué? Tenía que hacerlo. No podía quedarme en estas cuatro paredes esperando una respuesta que sabía que nunca iba a llegar. Porque no, porque no me la merecía.

Hoy me levanté queriendo un día blanco. Ni azul, ni púrpura, coral o magenta. Blanco. Como una hoja de papel que aún no ha sido mancillada con nuestras tonterías mentales, como un principio, un renacer, un despertar. Y vale, aún no tenemos ni la más mínima idea de que va a pasar, pero así es la vida ¿no? He sido un pesado diciéndote las mismas cosas durante una hora y pico. Sesenta minutos, sesenta verdades. Bueno, más bien cincuenta y nueve verdades y una disculpa.

¿Qué vamos a hacer ahora? No sé si temes más la pregunta o la respuesta. Yo tampoco. Ya se fue el frío invierno y llegó el verano, pero nosotros no somos así. Parece que vayamos a contracorriente, y de repente ¡puf!. Me he chocado con algo que me ha destrozado tanto física como mentalmente. Una barrera que algunos denominan realidad. Y mira que yo nunca pensé que eso existiera, pero cuando menos me lo esperaba y tras ser un grandísimo hijo de puta, nos metimos una buena hostia. Yo estoy muy bien pero tu sigues en coma. Sólo queda que tras muchos suspiros y algún que otro beso podamos volver a tomar un “¿qué tal todo?” O un “te he echado tanto de menos que hasta duele”.

Yo me voy ya de viaje, sin ti. Te dejo sólo en esta ciudad llena de ratas y cabrones. Te dejo con mil pensamientos en la cabeza que espero que puedas solucionar, y que no te hundas en ellos como si fueran un ácido tan cristalino como letal. Me voy, pero te dejo esas dos palabras que tanto miedo da pronunciar. Y sólo te pido que recapacites un poco, que yo estaré aquí esperando, pero sobre todo, que no dejes que ese monstruo llamado pasado arruine los sueños que aún nos quedan por cumplir. Si quieres, claro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario