Buenas noches mundo. ¿Buenas? Sí. Al menos eso parece,
aunque aún no lo sepamos a ciencia cierta ninguno de los dos. Parece que hayan
pasado las siete plagas de la Biblia y el diluvio universal en tan solo tres
días. Y este viernes 13 no ha sido tan maldito como cualquiera teme que pudiera
llegar a ser. Hoy he hecho una locura. ¿Por qué? Claro que no sé la respuesta, nunca
fui racional. ¿Y qué? Tenía que hacerlo. No podía quedarme en estas cuatro
paredes esperando una respuesta que sabía que nunca iba a llegar. Porque no,
porque no me la merecía.
Hoy me levanté queriendo un día blanco. Ni azul, ni púrpura,
coral o magenta. Blanco. Como una hoja de papel que aún no ha sido mancillada
con nuestras tonterías mentales, como un principio, un renacer, un despertar. Y
vale, aún no tenemos ni la más mínima idea de que va a pasar, pero así es la
vida ¿no? He sido un pesado diciéndote las mismas cosas durante una hora y
pico. Sesenta minutos, sesenta verdades. Bueno, más bien cincuenta y nueve
verdades y una disculpa.
¿Qué vamos a hacer ahora? No sé si temes más la pregunta o
la respuesta. Yo tampoco. Ya se fue el frío invierno y llegó el verano, pero
nosotros no somos así. Parece que vayamos a contracorriente, y de repente
¡puf!. Me he chocado con algo que me ha destrozado tanto física como
mentalmente. Una barrera que algunos denominan realidad. Y mira que yo nunca
pensé que eso existiera, pero cuando menos me lo esperaba y tras ser un
grandísimo hijo de puta, nos metimos una buena hostia. Yo estoy muy bien pero
tu sigues en coma. Sólo queda que tras muchos suspiros y algún que otro beso
podamos volver a tomar un “¿qué tal todo?” O un “te he echado tanto de menos
que hasta duele”.
Yo me voy ya de viaje, sin ti. Te dejo sólo en esta ciudad
llena de ratas y cabrones. Te dejo con mil pensamientos en la cabeza que espero
que puedas solucionar, y que no te hundas en ellos como si fueran un ácido tan
cristalino como letal. Me voy, pero te dejo esas dos palabras que tanto miedo
da pronunciar. Y sólo te pido que recapacites un poco, que yo estaré aquí
esperando, pero sobre todo, que no dejes que ese monstruo llamado pasado arruine
los sueños que aún nos quedan por cumplir. Si quieres, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario