miércoles, 2 de marzo de 2011

Todo y nada

Y no. No tengo el placer de conocerte. Quizá sea mejor así, total, me ahorro desilusiones y tiempo... Dos palabras cruzadas, tres miradas y cuatro besos que nunca existieron. Mejor? No lo sabemos. Ni tu ni nadie; ni esa fantasia llamada destino. No, porque directamente no existe, porque nunca existió y no permitiré que nada ni nadie guie mis pasos. Soy yo quien voy andando a donde quiero, cuando quiero y con quien quiero.

No permitiré sus risas, sus abucheos o sus insultos. No permitiré palabras malsonantes ni sarcasmo estúpido. La ironía no funciona conmigo, y nunca funcionará.

¿Y ahora, qué nos queda? El silencio. ¿Acaso hay algo mejor que eso? Evitar palabras sin sentido que pudiesen llegar a hacer daño y partirte en dos. Estoy escuchando Amélie. Hace mucho que no lo hacía, y me hace sentir genial. Esta entrada no tiene destinatario, ¿o acaso tú, leyendo esto creías que ibas a ser tan afortunado de merecer mis palabras? Sueña.

Otra ciudad, otro tiempo, otro pasado. Juguemos a ser desconocidos, conocernos en extrañas circunstancias en algún bar pequeño pero acogedor de Montmartre mientras tomamos un cocktail cuyo nombre no sabemos, pero cuya foto vimos en la carta y nos parecio suculento... Juguemos a mirarnos y a no decir nada, que me mires y me lleves a tu casa, y nos perdamos por las calles y no aguantemos a llegar. Que el silencio nos inunde y estemos encantados de ello, riendonos de los ingenuos que cruzan mil palabras pero realmente no dicen nada. Te preguntaría si quieres jugar, pero ya es tarde. Sacaste dos ases en la primera ronda. Enhorabuena, de verdad. Pero enserio, ten cuidado con como sigues jugando y sobre todo no confies en tu suerte, a no ser que esta noche quieras dormir solo...

1 comentario: