Se empieza con la típica copa, poco cargada, para empezar bien. Y son dos, la tercera ya se bebe rápido y la cuarta va tan cargada que no nos sabe a nada. Pero claro, ya da igual, tenemos suficiente alcohol en vena como para no darnos cuenta del fuerte sabor del vodka. Y salimos de casa, tres taxis para 10, por favor. Llegamos, Pantera. Mucha gente, bailando con desconocidos y llegando a tal punto de irme con dos chicas (que por cierto eran guapísimas) a su coche a beber chupitos de negrita. Increíble. Noche para recordar... aunque en realidad no recuerdo practicamente nada...
Oops, quizá si es verdad que bebimos demasiado...
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