Todo se ha roto. Ya no hay ni palabras ni nada que pueda
llegar a hacernos pensar que podemos salvarnos. El barco se hunde y ambos
estamos en él. Y lo que pasa es que yo no quiero soltarme y que me devore el
mar, pero parece que tú lo estás deseando… Y eso que era yo el masoca al que le
gustaba que su vida fuera como una montaña rusa.
Todos me dicen que sude de ti. Que ya no me quieres y que
estás pasando página. No dejan de bloquear mis emociones y pensamientos con
palabras que en realidad no me dicen nada.
Quiero sacarte de mi interior, que desaparezcas para siempre y no tenga que
volver a pensar en ti. Suena muy fácil decirlo, pero no lo es. Y me persigues
en mis mejores sueños y peores pesadillas. Miento. No son pesadillas si tú
sales en ellas.
Hoy vuelve a llover y no dejo de pensar que parece que el
tiempo lo esté haciendo a propósito. Que llego a casa de la universidad y tú no
estás esperándome. Sé que es mi culpa por acostumbrarme a dicha sensación y a
tenerte siempre cerca, pero ahora lo estoy pagando y me duele todo el cuerpo de
pensar en lo lejos que estás. Hay días en los que estoy mejor y me da la
impresión de que voy a olvidarte, pero como con muchas otras cosas que intento
meterme en la cabeza, es mentira.
Me gustaría poder teletransportarme y verte aunque al menos
fuera por un segundo. Aunque estuvieses enfadado y me dijeses que me odias.
Aunque supiera que ya nunca nada iba a ser lo mismo después de asimilar tus
palabras de una vez por todas. Sé que no puedo pero me gusta soñar. Incluso me
gusta hacerme daño recordando tu risa y cómo me decías que me querías. Me gusta
pensar en aquella tarde en mi sofá cuando apenas nos conocíamos y estuvimos
abrazados, sin decir nada, algo más de media hora. Soy automasoquista y no
puedo remediarlo. No puedo remediar echarte de menos. No puedo evitar quedar
como un gilipollas escribiéndote palabras que tú ni siquiera lees y que
probablemente, ya ni siquiera te
importen.
He perdido este juego
y ya no puedo hacer nada para darle al botón de reset. Puede que ya no
haya nada que hacer pero sólo quiero que sepas que por mucho que haya
desaparecido de tu vida y por mucho que me odies, te tengo guardado un sitio al
lado de mi en la cama que siempre está ahí, y que le sigo echando tu colonia a
mi peluche favorito con el que duermo todas las noches.